Una muy querida coachee ayer trajo un tema interesante. Estábamos trabajando en un vínculo que está empezando a formar con un pibe.
Ella traía que se está enganchando y que no entiende qué le pasa a el, que le da “señales confusas”. Yo le pregunté si había conversado con el de esto y respondió escandalizada: “No! Me muero de la vergüenza!”.
Siempre pienso que la calidad de las relaciones que tenemos, es directamente proporcional a lo que elegimos decir en voz alta.
Me doy cuenta que los vínculos que más valoro, son con los que hablo de todo. En mi intimidad y también trabajando. No siempre es fácil, pero siempre es enriquecedor.
Anécdota corta: a los 5 meses de salir con mi actual marinovio, le dije muerta de miedo: “mirá, estoy en un punto de inflexión, hasta acá me caés bárbaro, a partir de ahora me voy a empezar a enamorar. Si vos no estás para conectar, es la hora de despedirnos.”
Me respondió que no estaba para conectar pero que le encantaba mi sinceridad…
Y bueno, el que se va sin que lo echen…
Creo que siendo honesta, mostrando todos mis colores, es que voy rodeandome de personas que los valoran. Y si hay algo de lo que honestamente soy que no conecta con el otro, quizás es hora de soltar.🤷🏻♀️.