Una vez estaba en un entrenamiento de facilitadores y nos propusieron un ejercicio:
– “Caminen en parejas en silencio”.-
Me encontré copiando el ritmo de mi compañero y entonces decidí proponer el mio a ver qué pasaba. El se quedó atrás y después nos fuimos acompasando.
En el cierre me compartió que mi andar le resultaba muy rápido y yo le confesé que no había pensado en su ritmo, estaba enfocada en “hacer bien” el ejercicio.
Me llevo de esa experiencia tres aprendizajes:
1) Cuando andamos de a dos hay 3 formas de caminar: la mia, la tuya y la que diseñemos juntos.
2) Para diseñar nuestro ritmo compartido quiero soltar el “deber ser” y aprender nuestra propia forma de hacer.
3) A veces camino demasiado rápido y me quedo sola.
Invertir tiempo en conocer el huso horario de la persona con quien hago cosas en conjunto (marido, co-equiper, familiares) me ayuda a entender que el otro, es otro, y que quizás no hay correcto, sino que hay FUNCIONAL dependiendo de a dónde querramos llegar juntos ❤️